Me enamoro de quien no debo

 


 

                                        “Una de las mejores sensaciones del mundo, es ver sonreír a alguien y saber que tú eres la razón”

Anónimo

 





Ni una ni dos…. Son tres las veces que según Ella se ha equivocado en esto del amor y, según ella también, siempre se confunde en el mismo.

Parecería lógico que una vez superada esta relación que no ha salido bien encontrásemos aquella persona con la que ser felices; aquella persona con la que convivir fuera grato, precioso y duradero.

Ella está desconsolada no sólo por repetir su equívoco, también porque supone que algo va mal en sí misma cuando esto sucede más de dos veces.

Resulta que la vida no es el cuento que soñamos, que vimos en el cine y los príncipes y las princesas no son del todo azules…… Al igual que tampoco nosotros.

¡Beso al sapo y sigue siendo sapo!

Sucede que vamos con las antenas conectadas pero mal orientadas y por más que lo intentamos no detectamos esas señales que nos digan….

¡Eh, cuidado!

¡En cuanto nos sonríe de aquella manera…allá vamos!

Y sí, algo pasa con Ella, con todas esas Ellas que se confunden más de una vez y además en el mismo punto.

Porque además de esa química maravillosa que nos llena el estómago de mariposas y nos nubla la razón y los sentidos, el amor del bueno necesita más….


·        Valores Semejantes

Compartir experiencias similares, participar de ideas que hagan más fácil el entendimiento entre las partes para que la relación pueda ir afianzándose en el tiempo.

 

·        Admiración

Sí, sí; parece una locura pero no lo es.

Necesitamos ver en el otro aquello que desearíamos ser, conseguir en nosotros mismos.

 

·        Confianza

Es una de las piezas fundamentales en la unión y duración de una pareja.  Si desconfío del otro, evidentemente sufriré y esto conduce sí o sí al distanciamiento.

 

·        Conocernos

Ese viaje que hemos de emprender y no dejar de andar, el del autoconocimiento, nos hará saber de nuestros valores, fortalezas y debilidades y sabiendo de todas ellas, podremos conjugarlas de la mejor manera con las de la pareja y no sólo esto, nos ayudarán a saber qué elegir.

 

Con todo esto y alguna pauta más, no nos dejaremos llevar solamente por las “notas” de nuestro subconsciente; estaremos obligando a nuestra razón a trabajar.

¿Podemos equivocarnos en la elección de nuestra pareja?

¡Por supuesto que sí!

¿Tenemos recursos para hacerlo mejor en sucesivas ocasiones?

¡Por supuesto que sí!

El primero de todos…. ¡Aprender de nuestros errores!

 

Almudena Alcaide Martín

Salud Emocional

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