Interferencias en tu escucha


 

“Cuando hablas sólo repites lo que ya sabes;

pero cuando escuchas, quizás aprendas algo nuevo”

 

Dalai Lama

 





Si preguntas a alguien si sabe escuchar, enseguida te responderá que sí.  Por lo general todos pensamos que escuchamos al otro u otros cuando entablamos la comunicación, pero muchas veces, muchas,  muchas, cuando hablamos y nos intercomunicamos con alguien lo que hacemos es pensar en qué vamos a responder a esa persona, qué le vamos a decir; y por ello es evidente que nuestras escucha es pobre.

¿Qué sucede cuando no escuchamos de manera eficaz?

Cuando no escuchamos de verdad,  completamente, con atención plena, a la persona con la que estamos comunicando adoptamos comportamientos que lo revelan.  Nuestro interlocutor antes o después se dará cuenta de estas “señales” que emitimos de manera inconsciente y que denotan que no estamos atentos.

Estas señales pueden tener distintos grados de evidencia y todas ellas, tanto grandes como pequeñas, penalizan en alguna manera la relación interpersonal.

Así vamos desde no mirar a la persona hasta llegar a alterar el sentido y significado de lo que nos cuentan.  De este modo la relación con la otra persona “se corta o fractura” en alguna medida y para bien de la interrelación en algún momento habría que re-establecer de manera positiva.

¿Cuáles son estas señales?

Estas son algunas de ellas….

·        Interrumpir a la persona que está hablando en medio de su discurso sin dejarle terminar.  ¡Yo ya sé qué va a decir!

·        Prepara la respuesta que vamos a emitir sin esperar al argumento de la otra parte.

·         Escuchar el comienzo de la frase y “apagar la atención”

·        Esperar el primer “desliz” de la otra persona para intervenir y depreciar lo que oímos. ¡Yo sé más que él o ella del asunto!

·        Sonreír irónicamente menospreciando a la persona.  En este caso le atribuimos poca competencia sobre el tema.

·        Continuar con lo que estamos haciendo sin mirar a la persona y por ejemplo afirmando, o exclamando, sin más…. Casi sin sentido pretendiendo acabar.

·        Hablar la mayor parte del tiempo sin dar oportunidad a la otra persona para expresarse.

·         Hacer gestos que denotan que estamos “hartos” de la conversación, mostrando impaciencia…. Mirar el reloj, tamborilear los con los dedos, estar pendientes del teléfono móvil, etc.

·        Utilizar un lenguaje No Verbal explícitamente negativo, retirando al otro la voluntad de seguir hablando.

 

Debemos tener en cuenta que escuchar es uno de los principios más importantes en el proceso de la comunicación y también uno de los más difíciles porque debemos estar atentos no sólo a lo que oímos, aquello que nos dice la otra persona; también a sus emociones, sus gestos, su manera de expresar lo que cuenta.

Escuchar requiere un esfuerzo superior que el hablar; será por eso que es más difícil hacerlo de manera correcta.  Pero está claro que es necesario aprender a hacerlo bien.

Escuchar de manera activa es una habilidad y como tal se aprende.

¡Venga, vamos a la tarea!

 

Almudena Alcaide Martín

Salud Emocional

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