Letargo existencial

 

“Cuidado con los miedos, les encanta robar sueños”

Autor desconocido

 

 


 

 

Muere lentamente

quien se transforma en esclavo del hábito,

repitiendo todos los días los mismos trayectos,

quien no cambia de marca,

no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.

Muere lentamente

quien hace de la televisión su gurú.

Muere lentamente

quien evita una pasión,

quien prefiere el negro sobre blanco

y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,

justamente las que rescatan el brillo de los ojos,

sonrisas de los bostezos,

corazones a los tropiezos y sentimientos.

Muere lentamente

quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,

quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,

quien no se permite por lo menos una vez en la vida,

huir de los consejos sensatos.

Muere lentamente

quien no viaja,

quien no lee,

quien no oye música,

quien no encuentra gracia en sí mismo.

Muere lentamente

quien destruye su amor propio,

quien no se deja ayudar.

Muere lentamente,

quien pasa los días quejándose de su mala suerte

o de la lluvia incesante.

Muere lentamente,

quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,

no preguntando de un asunto que desconoce

o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.

Evitemos la muerte en suaves cuotas,

recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor

que el simple hecho de respirar.

Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos

una espléndida felicidad.

Martha Medeiros

(Brasil, 1961)

 




Seguimos hablando de movernos.  Una manera de parar es el “letargo existencial”.  Es una muerte lenta cuando no encontramos satisfacción en nada.  Nuestra vida se hace lente cansada y la desmotivación ocupa cada día, cada momento, porque no encontramos alternativa alguna.  En nuestra mente el pensamiento se hace oscuro y llegamos a la conclusión de que sólo unos pocos elegidos consiguen mucho, todo y sin esfuerzo.

¡La transformación es posible…!!

Para ello hay que dejar de ser y sentirnos víctimas y pasar a ser dueños de nuestra vida.

 

 

 

Almudena Alcaide Martín

Salud Emocional

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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